El presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, viajó hacia al sur de su país con fines electorales, en una gira en autobús que puso de relieve los fuertes desafíos que enfrenta para ganar los comicios del 2012.
En su segundo día la caravana de Obama, presentada por la Casa Blanca como parte de su iniciativa nacional para lograr que los republicanos aprueben su plan de empleo en el Congreso, se centró en atraer a los votantes de Carolina del Norte y Virginia.
Según indican medios norteamericanos Obama está usando su gira no sólo para poner a prueba un mensaje más agudo y populista, sino también para medir si los dos estados tradicionalmente conservadores que ganó en los comicios del 2008 seguirán de su lado el año próximo.
Los analistas indican que la reelección de Obama, depende de su capacidad para impulsar la creación de empleo, está presionando a los republicanos para que aprueben su paquete de 447.000 millones de dólares "en partes" luego de que lo rechazaron como un todo en el Congreso la semana pasada.
La estrategia del presidente estadounidense es obligar a la oposición a que acepte su propuesta, pues de lo contrario sería presentada como obstruccionista en el camino de la recuperación económica, mientras se agudiza la rivalidad antes de las elecciones presidencial y legislativa de noviembre del 2012.
Mientras que los representantes del partido Republicano, consideran que el plan de Obama supone un gasto excesivo y subas de impuestos para los más ricos que anularían la creación de empleo, han acusado al presidente demócrata de jugar con el arma electoral.
En dicho viaje Obama se dirigió a una entusiasta multitud en una pista de aeropuerto y en el gimnasio de una escuela secundaria el lunes, con ataques directos a los republicanos, a quienes exigió que "hagan lo correcto" en materia de trabajos.