Prostitución, alcohol y vejaciones en la Embajada de EEUU en Kabul
Las imágenes desveladas por la organización no gubernamental Proyecto Para la Supervisión del Gobierno (POGO, según sus siglas en inglés) revelan hombres en estado obvio de embriaguez, muchos de ellos desnudos, en posiciones más bien comprometidas.
Las imágenes desveladas por la organización no gubernamental Proyecto Para la Supervisión del Gobierno (POGO, según sus siglas en inglés) revelan hombres en estado obvio de embriaguez, muchos de ellos desnudos, en posiciones más bien comprometidas.
Lo escandaloso del asunto es que las fotos no pertenecen a alguna novatada universitaria particularmente descalabrada, sino a agentes privados encargados de la seguridad de la Embajada de Estados Unidos en Kabul, Afganistán.
Acompañados por una carta formal de protesta a la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, las fotos son sólo uno de los indicios del comportamiento disparatado de los agentes de seguridad de la empresa privada ArmorGroup, subsidiaria de Wackenhut Services, soldados mercenarios contratados para proteger la seguridad del edificio.
Entre los peores excesos, destapados por agentes del propio ArmorGroup que decidieron quejarse a POGO, se denuncia el abuso a empleados afganos y las novatadas constantes dentro de la zona diplomática.
Abusos y novatadas.
En uno de los episodios destacados por la carta del POGO, uno de los empleados afganos de la Embajada fue acosado por uno de los supervisores de los guardias quien, acompañado por otros cuatro empleados, entró en el comedor en calzoncillos y visiblemente borracho, botella de alcohol en mano. El supervisor le insultó y le dijo, "[los afganos] sólo valen para ser fornicados". El empleado dijo que "sintió demasiado miedo para poder protestar". En otro momento, un guardia orinó encima de un empleado afgano.
"Este tipo de comportamiento es completamente inaceptable y tiene que parar", dice Marthena Cowart, directora de Comunicaciones de POGO, en declaraciones a elmundo.es. "El comportamiento que se está aceptando dentro de la Embajada sólo hace que empeore la impresión que tienen los afganos de las tropas norteamericanas dentro del país justo cuando la situación interna está más seria."
También se relatan las quejas de los propios agentes ante las novatadas que imponen algunos de los supervisores. Un agente denunció que los supervisores "obligan a que orines sobre otros, a comer patatas fritas o tomar tragos de vodka de entre las nalgas de otros agentes.". Reclaman que dentro de la Embajada existe "un ambiente de miedo y coerción entre los empleados, que son divididos entre aquellos que consienten a las actividades y aquellos que rehúsan participar, y por tanto son ridiculizados, humillados, degradados o incluso despedidos".
Cuentan del estado casi constante de embriaguez entre algunos guardias y las continuas peleas, puertas rotas e intimidación hacia quienes rehúsan participar. También se alega que, en más de una ocasión, los guardias llevaron prostitutas a fiestas privadas dentro de la Embajada.
Denunciado por los propios agentes
La investigación del POGO se produjo después de que un número notable de agentes se comunicara con la organización para denunciar lo que consideraban "un patrón de violaciones flagrantes de las normas de seguridad".
"Hace dos semanas nos llamó el primer agente, y desde entonces nos empezó a llegar un chorro de quejas denunciando una situación insostenible", dice Cowart.
ArmorGroup opera en Afganistán desde 2007, cuando ganó un contrato para llevar la seguridad de la Embajada valorado en 189 millones de dólares anuales.
"El contrato fue acordado dentro del marco de un concurso público", confirma Fred Lasch, portavoz del Departamento de Estado. "En principio era un contrato de un año, con opción de ampliarlo cuatro veces. Estamos ahora en la segunda ampliación".
"Lo increíble es que el Departamento de Estado conoce que hay problemas con ArmorGroup y Wackenhut desde el principio", dice Cowart.
En efecto, el Departamento de Estado había recibido quejas sobre ArmorGroup en el pasado , y llegó incluso a enviar cartas formales de queja a la empresa tanto en 2007 como en 2008.
"En junio una investigación realizada por un subcomité del Senado desveló el patrón de malas conductas entre los agentes de ArmorGroup", dice Cowart. "Compareció Sam Brinkley, vicepresidente de Wackenhut, y él les aseguró que ya se habían solucionado los problemas que habían tenido sus agentes anteriormente. Dado que las fotos que acompañan nuestra carta a la secretaria Clinton datan de julio y agosto de este año, obviamente no se sostiene lo que le contó a los senadores".
En junio de 2009 el Departamento de Estado decidió extender el contrato de seguridad con Wackenhut hasta 2010, con opción de ampliarlo incluso hasta 2012.
Escasa seguridad en una situación "grave"
La decisión de ampliar el contrato de los agentes indigna a Cowart ante los ataques sostenidos por la Embajada durante las últimas semanas, en las cuales la situación de las tropas norteamericanas en Afganistán se ha llegado a calificar de "grave" por parte del Presidente del Estado Mayor Conjunto almirante Michael Mullen.
"Hace escasas semanas hubo un ataque suicida dirigido en contra de la Embajada, y aunque no llegó a los edificios en si, el estallido mató a siete personas y 91 resultaron heridas", recuerda Cowart. "Es increíble que estos payasos sigan encargados de la defensa de nuestro cuerpo diplomático".
Cowart y POGO denuncian graves deficiencias en la seguridad del complejo de la Embajada, entre ellas, el número insuficiente de guardias y la calidad inadecuada de los que tienen.
Explican que dependen de los Gurkas (mercenarios nepaleses), quienes componen dos terceras partes de los guardias de la Embajada, quienes no hablan inglés y por tanto no entienden las órdenes de sus superiores. En la carta, un agente revela que, al probar decirle a varios guardias Gurkas que tenían un terrorista armado detrás de ellos, los Gurkas respondieron, "Gracias, señor, y buenos días".
A pesar de la falta de acción relativa a ArmorGroup por parte del Departamento de Estado hasta la actualidad, la carta de POGO ha producido una reacción casi inmediata.
"La Oficina del Inspector General ha abierto una investigación", confirma Lasch, aunque apunta que el proceso puede llegar a durar meses.
Mientras se investiga, ArmorGroup sigue encargado de la protección del cuerpo diplomático en Kabul. La situación preocupante la deja clara uno de los agentes cuyas declaraciones se recogen en la carta: "La seguridad de la Embajada de EEUU en Kabul está claramente en peligro."