En América Latina, donde la Navidad suele ocupar un lugar central en el calendario oficial y en la vida pública, existe una excepción poco conocida. Se trata de un país que, por decisión legal adoptada hace más de cien años, retiró esta festividad religiosa de su lista de feriados nacionales. Lejos de responder a un régimen autoritario o a una prohibición de las prácticas religiosas, la medida se dio en un contexto democrático y buscó redefinir el rol del Estado frente a la religión.
La reforma no se limitó únicamente a la celebración del nacimiento de Jesús. Otras fechas tradicionales del cristianismo también dejaron de ser reconocidas oficialmente como días festivos. Entre ellas, el Día de Reyes, la Semana Santa y una importante conmemoración mariana. En todos los casos, la ley no impidió que los ciudadanos continuaran celebrándolas, sino que dejó de otorgarles carácter de feriado religioso dentro del calendario nacional.
El país que secularizó sus feriados religiosos por ley
El país en cuestión es Uruguay, que en 1919 aprobó una decisión parlamentaria orientada a consolidar su condición de Estado laico. Desde entonces, la Navidad pasó a denominarse oficialmente Día de la Familia; el 6 de enero se convirtió en el Día de los Niños; la Semana Santa adoptó el nombre de Semana de Turismo; y el 8 de diciembre fue resignificado como el Día de las Playas. Estas modificaciones formaron parte de un proyecto impulsado desde el Parlamento para secularizar las celebraciones públicas.
El trasfondo de esta política se vincula con un proceso más amplio iniciado décadas antes. Desde la estatización de los cementerios en 1861, pasando por la prioridad del matrimonio civil en 1885, la aprobación del divorcio en 1907 y la eliminación de la enseñanza religiosa en las escuelas públicas en 1909, el país fue ampliando la separación entre Iglesia y Estado. Todo ello quedó consolidado con la Constitución de 1917, que garantizó la libertad de culto. A nivel internacional, Uruguay se distingue como un caso singular, ya que otros países donde la Navidad no es feriado oficial suelen estar gobernados por sistemas políticos de carácter restrictivo.


