Un plan de paz filtrado y negociado a espaldas de Kiev y Bruselas ha sacudido el tablero internacional. El documento, elaborado por Estados Unidos en coordinación con Rusia, plantea condiciones que transformarían por completo el futuro político, territorial y militar de Ucrania.
POLÉMICOS ACUERDOS
El plan establece que Ucrania debe limitar su Ejército a un máximo de 600 mil efectivos, reduciendo significativamente su fuerza actual de 900 mil militares. Según el texto, la región del Donbás —que comprende Lugansk y Donetsk— sería declarada zona desmilitarizada y quedaría bajo reconocimiento internacional de facto como territorio ruso.
Además, las regiones disputadas de Jersón y Zaporiyia quedarían bajo control de cada bando según la línea del frente vigente al momento del cese del fuego. La central nuclear de Zaporiyia, la más grande de Europa, distribuiría electricidad equitativamente entre ambas partes.
Otra de las cláusulas exige que el presidente Volodímir Zelenski convoque elecciones en un plazo de 100 días, pese a que su mandato terminó en 2024 y la legislación prohíbe votar durante la guerra. El plan también descarta el ingreso de Ucrania a la OTAN y prohíbe el despliegue de tropas aliadas en su territorio, una de las principales garantías de seguridad que Kiev considera indispensables ante el avance ruso.
IDIOMA RUSO Y AMNISTÍA GENERAL
El documento incluye disposiciones sociales y culturales:
Garantizar libertad religiosa.
Reconocer el uso del idioma ruso en educación y medios.
Prohibir “toda ideología y actividades nazis”, argumento que Moscú ha usado para justificar su invasión desde 2014.
El texto también plantea amnistía para todos los actores del conflicto y el uso de activos rusos congelados en Occidente para financiar la reconstrucción ucraniana, en un proceso que sería liderado por Estados Unidos. A cambio, Rusia sería reintegrada al sistema internacional de comercio, reforzando su posición global tras dos años de guerra.