Human Rights Watch (HRW) ha denunciado en un informe las torturas y la violencia sexual sufridas por migrantes venezolanos en el Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT) en El Salvador, tras ser deportados desde Estados Unidos. Según la investigación de la ONG, los venezolanos, detenidos bajo acusaciones infundadas de pertenecer al grupo criminal Tren de Aragua, fueron sometidos a tratos crueles y abusivos en condiciones inhumanas durante su reclusión en la megacárcel, que alberga a pandilleros.
El reporte, titulado "Llegaron al infierno", afirma que las violaciones de derechos humanos fueron sistemáticas y no meros incidentes aislados, destacando que los abusos fueron perpetrados tanto por guardias como por policías antimotines.
TORTURA Y CONDICIONES DEPLORABLES EN EL CECOT
Según HRW, los venezolanos fueron sometidos a un régimen de incomunicación, con alimentación inadecuada y condiciones precarias de higiene. Los detenidos fueron golpeados brutalmente con porras y puños y se les obligaba a permanecer arrodillados con las manos atadas a la espalda. Tres de los detenidos denunciaron violencia sexual a manos de los guardias, siendo uno de ellos forzado a realizar sexo oral con varios oficiales. Además, los prisioneros vivían en celdas con hacinamiento extremo, sin ventanas, y sufrían por la falta de agua potable y comida adecuada.
DESAPARICIONES FORZADAS
El informe también hace énfasis en la desaparición forzada de muchos detenidos, pues El Salvador y Estados Unidos no proporcionaron información sobre su paradero o condiciones. HRW y Cristosal (una ONG centroamericana) intentaron obtener respuestas, pero no recibieron ninguna información relevante, lo que constituye una violación del derecho internacional.
Aproximadamente la mitad de los migrantes venezolanos no tenía antecedentes penales en Estados Unidos, y solo una pequeña fracción había sido condenada por delitos violentos. El informe subraya que muchos de ellos estaban en medio de sus procesos de asilo en Estados Unidos cuando fueron deportados.
Este caso pone en evidencia la creciente violencia sistemática contra los migrantes, especialmente aquellos provenientes de Venezuela, y cuestiona las políticas de deportación de Estados Unidos y el trato que reciben los solicitantes de asilo en países como El Salvador. HRW y Cristosal continúan exigiendo justicia para las víctimas de este abuso, señalando que los responsables deben rendir cuentas ante la comunidad internacional.

