El sistema de salud pública de Estados Unidos enfrenta una nueva amenaza: el posible fin de los subsidios al Obamacare, medida clave que desde 2021 ha permitido a millones de ciudadanos acceder a seguros médicos más asequibles. La falta de consenso entre demócratas y republicanos en el Congreso mantiene en vilo a los beneficiarios, en medio del cierre de Gobierno más largo en la historia del país.
¿QUIÉNES SON LOS MÁS AFECTADOS?
De no renovarse la extensión de los subsidios antes de su vencimiento en 2025, las consecuencias serían inmediatas. Según datos de la organización KFF, las tarifas médicas podrían duplicarse, afectando principalmente a adultos mayores y familias de clase media y trabajadora. Actualmente, estos beneficios permiten ahorrar en promedio 705 dólares anuales; sin ellos, el costo promedio de los seguros ascendería a 1 593 dólares, un aumento superior al 75%.
En total, cuatro millones de personas podrían quedarse sin cobertura médica para 2034, según estimaciones de la Oficina de Presupuesto del Congreso. La situación refleja la fragilidad de un sistema sanitario donde la atención pública no es universal y programas como Medicare y Medicaid varían según cada estado.
LOS ESTADOS MÁS VULNERABLES
Los mayores aumentos se registrarían en estados como Texas y Florida, donde el incremento en los costos de los seguros podría superar el 30%, especialmente en zonas rurales con poca competencia entre aseguradoras. En regiones como Wyoming, Georgia y Virginia Occidental, los pagos mensuales para adultos mayores podrían incluso duplicarse, superando los 2 mil dólares mensuales.
Estos estados, considerados bastiones republicanos, no adoptaron la expansión de Medicaid, lo que los hace más dependientes de los subsidios federales. Su desaparición dejaría a miles de familias sin opciones de cobertura médica accesible.
DISPUTA POLÍTICA CON IMPACTO REAL
Los subsidios del Obamacare, ampliados en 2021 bajo la administración de Joe Biden, fueron concebidos para aliviar el peso de los gastos médicos y democratizar el acceso a la salud. Pero la falta de acuerdo en el Congreso reaviva la histórica disputa entre ambos partidos: mientras los demócratas buscan extender las ayudas por un año más, los republicanos se oponen a financiar nuevas ampliaciones.
En diciembre, el Senado votará la posible extensión de los subsidios, aunque con pocas probabilidades de éxito. De fracasar, Estados Unidos enfrentará una nueva crisis sanitaria con millones de ciudadanos atrapados entre la política y el costo de su propia salud.

