Los misterios del cometa 3I/ATLAS: aceleración sin razón aparente desconcierta a los científicos
El objeto interestelar cambió su trayectoria sin causa gravitacional conocida. Astrónomos de la NASA y el Instituto Max Planck investigan el fenómeno.
El objeto interestelar cambió su trayectoria sin causa gravitacional conocida. Astrónomos de la NASA y el Instituto Max Planck investigan el fenómeno.
El cometa 3I/ATLAS, un visitante interestelar que viaja a más de 210 mil km/h, se ha convertido en el nuevo enigma del cosmos. Desde su descubrimiento en julio, su comportamiento ha desafiado las leyes conocidas de la física: ha acelerado y modificado su rumbo sin que exista una causa gravitacional aparente, algo que jamás se había observado en un cuerpo de su tipo.
SIN EXPLICACIÓN FÍSICA
Los astrónomos esperaban un comportamiento convencional, como el de cualquier cometa que responde a la atracción del Sol. Sin embargo, 3I/ATLAS decidió “salirse del carril”. Según la teoría, la aceleración no gravitacional podría explicarse por el efecto cohete, cuando el calor solar libera gas y polvo del hielo del cometa, empujándolo levemente. Pero la magnitud del cambio observado es inexplicable: para justificarla, debería haber perdido una sexta parte de su masa en pocas semanas.
El problema es que esa nube de gas nunca apareció. Telescopios de alta precisión, incluido el James Webb, no han detectado señales de una desgasificación masiva. “Si en diciembre no aparece esa nube, la física tradicional se queda sin excusas”, advirtió el astrofísico Avi Loeb, quien ya había generado polémica por sugerir que el objeto ʻOumuamua podría tener origen artificial.
UN COMETA “IMPOSIBLE” Y UN DEBATE ABIERTO
El 3I/ATLAS no solo acelera sin razón, también luce comportamientos anómalos. En julio mostró una anticola —una cola orientada hacia el Sol— y, en octubre, su brillo se volvió más intenso y azul que la propia estrella. Los espectros revelaron emisiones dominadas por carbono y níquel ionizado, una combinación inédita en cometas conocidos, lo que sugiere que se formó en un sistema estelar muy distinto al nuestro.
La comunidad científica está dividida. Mientras algunos investigadores, como Loeb, consideran que el fenómeno podría tener un origen “no natural”, otros piden prudencia. Desde la NASA aseguran que “no hay evidencia de propulsión artificial” y que el comportamiento podría deberse a procesos físicos que aún no comprendemos del todo. La fecha clave será el 19 de diciembre, cuando el cometa pase a 269 millones de kilómetros de la Tierra. Ese día se sabrá si aparece la esperada nube de gas o si el misterio del cometa 3I/ATLAS se hace aún más grande.