El tratado internacional de la ONU destinado a salvaguardar la biodiversidad en aguas internacionales alcanzó el número mínimo de ratificaciones necesarias y entrará en vigor en enero de 2026. Marruecos y Sierra Leona fueron los países que, con su adhesión, permitieron superar el umbral de 60 ratificaciones requerido para que la iniciativa tenga rango de ley global. Con ello, se establece un marco legal sin precedentes para preservar áreas marinas que hasta ahora permanecían desprotegidas.
Un paso hacia la protección global de los océanos
La normativa busca resguardar zonas en alta mar, que representan más del 60% de los océanos del planeta. Pese a que estas aguas producen cerca de la mitad del oxígeno terrestre y absorben enormes cantidades de dióxido de carbono, solo el 1% de su extensión contaba con mecanismos legales de protección. Expertos advierten que la implementación será lenta: las primeras reservas marinas derivadas del acuerdo podrían comenzar a establecerse recién hacia 2028 o 2029.
El tratado crea lineamientos vinculantes para la conservación y el uso sostenible de la biodiversidad marina. También regula aspectos sensibles como la explotación de los recursos genéticos marinos y la posibilidad de compartir beneficios entre países, un punto de gran interés para naciones en desarrollo que no tienen capacidad de investigación propia, pero buscan participar en los mercados emergentes vinculados a la biotecnología.
No obstante, la ratificación aún enfrenta obstáculos políticos. Aunque 143 países han expresado respaldo, solo 60 lo han confirmado legalmente. Grandes potencias como Rusia se niegan a firmar, mientras que Estados Unidos, bajo la administración del presidente Donald Trump, se muestra poco dispuesto a ratificarlo, pese a haberlo firmado durante el gobierno de Joe Biden. Organizaciones ambientales insisten en lograr una adhesión universal para garantizar la efectividad del acuerdo.