La NASA anunció este miércoles el hallazgo de posibles rastros de vida en Marte tras el análisis de rocas recogidas por el rover Perseverance en el cráter Jezero. Los científicos identificaron materia orgánica en formaciones arcillosas y conglomerados sedimentarios, lo que sugiere la posibilidad de actividad biológica antigua. El estudio fue publicado en la revista Nature y presentado por la dirección de la agencia espacial estadounidense.
RETO DEL RETORNO DE MUESTRAS
Entre los puntos más llamativos, los investigadores resaltaron la presencia de “manchas de leopardo” y nódulos verdes en las formaciones denominadas Bright Angel. Estas señales podrían ser biofirmas, es decir, indicios geoquímicos de origen biológico. Sin embargo, los especialistas advierten que también podrían deberse a procesos químicos no biológicos.
Perseverance encapsuló una de estas muestras, llamada Cañón Zafiro, para un eventual traslado a la Tierra. Según los expertos, solo un análisis en laboratorios avanzados permitirá determinar si estos rastros son realmente pruebas de vida marciana. La misión de retorno, conocida como Mars Sample Return, enfrenta retrasos y hasta riesgo de cancelación por decisión del presidente Donald Trump.
CIENCIA Y GEOPOLÍTICA EN LA EXPLORACIÓN DE MARTE
El hallazgo, calificado por la NASA como “el rastro más claro de vida que hemos visto en Marte”, se produce en un contexto político complejo. Trump busca recortar las misiones científicas de la agencia, mientras China prepara su propia misión de ida y vuelta al planeta rojo entre 2028 y 2030.
Investigadores del Centro de Astrobiología de Madrid, como Alberto González Fairén y Ricardo Amils, señalan que los indicios encontrados son los más prometedores hasta ahora. Sin embargo, remarcan que no son evidencias directas de vida, sino señales químicas que requieren verificación en la Tierra. La carrera espacial por traer estas muestras marcará no solo un avance científico, sino también una pugna geopolítica en la exploración del espacio.