Lo que parecía una conmovedora coincidencia se convirtió en una historia que desafía toda lógica. Jillian Reiff y su esposo, residentes de San Francisco, adoptaron en abril a Ziggy, un perro rescatado por la organización Muttville Senior Dog Rescue, días después de perder a su amado compañero Rufus, quien los acompañó durante casi una década.
Rufus formó parte de momentos clave en la vida de la pareja: aparece en sus fotos de boda y solía acurrucarse junto a Jillian durante su embarazo. Su repentina muerte a los 16 años dejó un vacío profundo.
Sin embargo, al ver la foto de Ziggy en redes sociales, tanto Jillian como su hija sintieron una conexión inmediata. El parecido físico con Rufus era tan fuerte que decidieron adoptarlo sin dudar. Con el paso de los días, notaron algo más sorprendente: Ziggy compartía comportamientos idénticos a los de Rufus, como dormir de espaldas y emitir peculiares sonidos parecidos a "cantos".
Intrigada, Reiff decidió hacerle una prueba de ADN para conocer su raza. Lo que descubrió la dejó sin aliento: los resultados indicaban que Ziggy era el padre biológico de Rufus, con un 68 % de coincidencia genética.
Ziggy había llegado como perro callejero a Muttville pocas semanas antes, y aunque fue adoptado nueve años después que Rufus y en un refugio distinto, el azar (o el destino) los reunió inesperadamente.
“En tres meses, básicamente nos hizo sentir que había estado con Rufus todo este tiempo”, contó Reiff emocionada. Desde Muttville calificaron el reencuentro como uno de los más extraordinarios que han visto. Por su parte, la empresa de análisis genético Embark lo describió como “un hallazgo de ADN que desafió todas las probabilidades”.