Con una deuda que crece 5.000 euros por segundo, Francia lanzó un ambicioso y polémico plan de ajuste fiscal. El primer ministro François Bayrou propuso recortes drásticos al gasto público, congelamiento de pensiones y hasta eliminar días festivos para enfrentar la crisis financiera.
AGRESIVO PLAN
En una exposición ante el Parlamento, Bayrou detalló que el objetivo es reducir el déficit fiscal del 5,8% del PIB y financiar el aumento del gasto militar. Para ello, planteó congelar las pensiones, reducir el empleo público y aplicar recortes al gasto social y sanitario. También se evalúa implementar una “contribución de solidaridad” para personas de altos ingresos y reforzar la lucha contra el fraude fiscal.
Entre las medidas más controversiales está la posible eliminación de dos feriados nacionales, bajo el argumento de que “Francia no produce lo suficiente”. La idea, según el primer ministro, es aumentar la productividad sin elevar impuestos a la clase media.
Bayrou, de 74 años, reconoció que “nadie quedará al margen del esfuerzo”, y fijó como meta reducir el déficit al 3% en 2029, en línea con las exigencias europeas. Para 2025, se proyecta un déficit del 5,4%, y para 2026, del 4,6%. Sin embargo, la aprobación del presupuesto enfrenta resistencia: el gobierno no cuenta con mayoría parlamentaria y la oposición ya amenaza con bloquear las reformas.
El primer ministro justificó la urgencia del ajuste señalando el contexto global de conflictos y tensiones económicas: “La deuda es un peligro mortal para un país”, advirtió, aludiendo a la inestabilidad internacional y el costo creciente del financiamiento público.