Autora: Lin Yijia, periodista de CGTN Español
“La amistad es una flor rara, cultivada con respeto y cuidado”. Una metáfora perfecta para describir los lazos crecientes entre China y los países de América Latina, quienes han fortalecido en los últimos años su confianza política mutua, mejorado su conectividad y multiplicado sus intercambios económicos y comerciales. Este vínculo, que permite a sus ciudadanos conocerse y aprender unos de otros, proyecta un futuro compartido y ofrece un renovado impulso al Sur Global.
“El sueño compartido y las aspiraciones comunes unen estrechamente a China y los países de América Latina”. Así afirmó hace unos diez años el presidente chino, Xi Jinping. Durante la pasada década, China y los países de América Latina han suscrito numerosos acuerdos bilaterales y multilaterales. En los marcos de cooperación como las Naciones Unidas, el G20 y los BRICS, mantienen una comunicación fluida y constructiva sobre los grandes temas de la agenda global, trabajando juntos para promover un orden internacional más justo y equitativo.
A medida que el mecanismo del Foro China-CELAC madura progresivamente, los ámbitos de cooperación que abarca no dejan de ampliarse. Ya se han creado 43 subforos especializados sobre temas que van desde la agricultura, la innovación tecnológica hasta la defensa, pasando por el desarrollo sostenible y la lucha contra la corrupción, entre otros. En todos estos campos, la cooperación entre China y los países de América Latina y el Caribe ha producido abundantes resultados, y la confianza política mutua se ha fortalecido aún más.
Con raíces profundas, el árbol de la amistad entre China y las naciones latinoamericanas ofrece frutos cada vez más dulces y abundantes. China es hoy el segundo mayor socio comercial de la región de América Latina en su conjunto y el principal de países como Brasil, Chile, y Perú. Estos dos últimos, juntos con Costa Rica, Ecuador y Nicaragua ya han establecido acuerdos de libre comercio con China.
Bajo el impulso de la construcción conjunta de la Franja y la Ruta, la cooperación bilateral continúa fortaleciéndose y concretándose en proyectos innovadores. Un ejemplo destacado es el puerto de Chancay, en Perú, que entró en funcionamiento en noviembre de 2024. Además de acortar el tiempo de conexión directa con Asia, reduce los costos logísticos y genera empleo, consolidándose como nuevo motor del crecimiento económico del país.

En los campos de esperanza, los ciudadanos de China y los países de América Latina continúan sembrando sueños comunes. En Brasilia y Apodi, se han establecido dos residencias de ciencia y tecnología para la mecanización agrícola entre China y Brasil. Estas residencias, que acogen a pequeños agricultores, técnicos, profesores y estudiantes de posgrado, son una acción concreta para implementar los consensos bilaterales y alinear la Franja y la Ruta con la estrategia de desarrollo brasileña.
Los programas ofrecen servicios directos, sin barreras ni costos en el terreno, promoviendo la mecanización en la agricultura familiar. Juntos, entre surcos y saberes, los agricultores locales y los jóvenes investigadores chinos colaboran en la búsqueda de nuevas vías para desarrollar una agricultura moderna y mejorar la calidad de vida de las familias rurales en Brasil. “Veo que es un papel muy importante, como institución, el estar presente en este proceso,” comentaba Jaleske, una joven agricultora local, en una entrevista con CGTN Español. Trabajando codo con codo en la hermosa y vasta geografía brasileña, se siembran amistad y esperanza, con la expectativa de que las semillas de la agricultura familiar den frutos de beneficio mutuo.

Los jóvenes rebosan vitalidad y sueños, y el futuro de las relaciones entre China y los países de América Latina está en sus manos. Con motivo del décimo aniversario del lanzamiento oficial del Foro China-CELAC, CGTN, en colaboración con la Universidad de San Martín de Porres, el Centro Latinoamericano de Estudios Políticos y Económicos sobre China y la Universidad de Santiago de Chile, publicó una encuesta que contó con la participación de 2.500 personas procedentes de 10 países latinoamericanos.
Los participantes de la encuesta con una edad comprendida entre 18 y 34 años expresan una opinión favorable de China significativamente mayor en comparación con otros grupos de edad. Entre ellos, los que tienen entre 25 y 34 años son los que tienen una mayor opinión favorable de China (92,2 %), seguidos de los que tienen entre 18 y 24 años, con un 87,7 %. A los ojos de la juventud de los países latinoamericanos, China brilla como un horizonte de promesas por descubrir. Y, sin lugar a dudas, China también les corresponde con el mismo afecto.

Solo con raíces profundas pueden crecer las ramas frondosas, y solo con pasos firmes se puede llegar lejos. La amistad entre China y los países de América Latina ha resistido la prueba del tiempo, y en el futuro sin duda continuará floreciendo y ofreciendo frutos más abundantes de cooperación y escribiendo un nuevo capítulo de desarrollo compartido.