Un éxodo de científicos estadounidenses hacia Europa ha comenzado a alarmar a la comunidad académica internacional. La Universidad Aix Marseille en Francia ha destinado $16 millones para acoger a investigadores afectados por la falta de financiamiento y restricciones impuestas en EEUU. Hasta el momento, 40 científicos han respondido a la convocatoria de su iniciativa Safe Space for Science.
INVESTIGADORES DE ÉLITE BUSCAN REFUGIO EN FRANCIA
Entre los académicos que han decidido trasladarse a Europa se encuentran expertos de instituciones prestigiosas como Yale, Stanford, la NASA, el Instituto Nacional de Salud (NIH) y la Universidad George Washington. La mayoría de ellos se especializa en salud, medio ambiente, cambio climático, humanidades, ciencias sociales y astrofísica, áreas que han sido particularmente afectadas por la censura y los recortes presupuestarios del actual gobierno de EEUU.
"Estamos presenciando una nueva fuga de cerebros", advirtió Eric Berton, rector de la Universidad Aix Marseille, quien ha solicitado apoyo adicional a los gobiernos francés y europeo para facilitar la llegada de estos científicos y sus familias.
LAS CAUSAS DEL ÉXODO
La crisis se ha profundizado debido a la reducción de fondos federales destinados a la investigación científica, especialmente tras la gestión de DOGE, a cargo de Elon Musk. Instituciones como la UMass Chan Medical School, referente en estudios sobre la esclerosis lateral amiotrófica (ELA), han congelado contrataciones y cancelado admisiones para el otoño de 2025 por la pérdida de $50 millones en subvenciones del NIH.
La Universidad de Pensilvania también enfrenta serias dificultades. Un profesor denunció a The Daily Pennsylvanian que el recorte de fondos ocurrió de forma abrupta, afectando programas de posgrado ya en proceso de selección: "Revisamos cientos de solicitudes, entrevistamos a finalistas, y todo ese trabajo fue en vano".
Ante este panorama, Europa se perfila como un nuevo epicentro de la investigación científica, con Francia a la vanguardia de la captación de talento. La fuga de cerebros en EEUU podría marcar el inicio de un reordenamiento global en la producción de conocimiento.