Un tribunal en Australia declaró culpables a 14 miembros de una secta religiosa por la muerte de Elizabeth Struhs, una niña de ocho años que falleció en 2022 tras no recibir su tratamiento de insulina. La menor, que padecía diabetes tipo 1, sufrió un colapso por cetoacidosis diabética, una condición que eleva el nivel de azúcar en la sangre a niveles mortales.
Rechazaron ayuda médica y apostaron por la “sanación divina”
Los integrantes de la secta, incluyendo los padres de la niña, decidieron no administrarle la insulina necesaria para su tratamiento, confiando en que una “sanación divina” la salvaría. Cuando Elizabeth entró en estado crítico, el grupo organizó una vigilia de oración y cantos alrededor de su cama, en lugar de llamar a los servicios de emergencia.
Incluso cuando la menor dejó de respirar, los miembros del culto intentaron revivirla mediante plegarias, sin recurrir a asistencia médica.
El juicio, que concluyó el miércoles 29 de enero, determinó que la niña falleció debido a la negligencia de sus padres y otros miembros de la secta, quienes antepusieron sus creencias religiosas al deber de proteger su vida.
El juez Martin Burns subrayó que la muerte de Elizabeth era “inevitable” al no recibir insulina ni atención médica.
“Debido a una creencia singular en el poder curativo de Dios, que en la visión de sus padres y demás miembros de la secta no dejaba espacio para ningún tratamiento médico, se vio privada de lo único que definitivamente la habría mantenido con vida: la insulina”, expresó en su fallo.
El líder del grupo y el padre de la niña fueron declarados culpables
El líder espiritual de la secta, Brendan Stevens, y el padre de la niña, Jason Struhs, enfrentaban inicialmente cargos de homicidio por indiferencia imprudente. No obstante, el juez redujo la calificación del delito a homicidio simple, al considerar que no había pruebas suficientes para demostrar que ambos sabían con certeza que la niña iba a morir.