En la frontera entre Haití y República Dominicana, camiones cargados con jaulas metálicas transportan no animales, sino personas: hombres, mujeres embarazadas, niños y adultos mayores haitianos deportados en operativos migratorios. Esta situación responde a una política del gobierno dominicano de deportar a 10 000 migrantes por semana. Según datos recientes, más de 55 000 personas han sido expulsadas este año, muchas de ellas denunciando abusos durante los operativos.
TENSIONES ENTRE HAITÍ Y REPÚBLICA DOMINICANA
Haití enfrenta una crisis profunda, con un gobierno inestable, violencia de pandillas y deficiencias en servicios básicos como la salud. Estas condiciones han llevado a miles de haitianos a migrar a República Dominicana en busca de mejores oportunidades. Sin embargo, las autoridades dominicanas, alegando que no pueden gestionar el flujo migratorio sin ayuda internacional, han endurecido sus políticas de control fronterizo.
El presidente Luis Abinader justificó las redadas masivas y la construcción de un muro fronterizo como medidas necesarias. “Nosotros no necesitamos dar explicación para respetar nuestras leyes de migración”, declaró. Por su parte, el ministro de Relaciones Exteriores dominicano, Roberto Álvarez, señaló que el país “no da abasto” con los servicios sociales para los migrantes y acusó a la comunidad internacional de ignorar la crisis haitiana.
DENUNCIAS DE ABUSOS Y DISCRIMINACIÓN
Organizaciones de derechos humanos y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) han denunciado tratos inhumanos durante las deportaciones. Laura d’Elsa, coordinadora de protección de la OIM, afirmó que muchos deportados llegan a Haití heridos por palizas y acosados verbalmente. Algunos niños han sido deportados sin acompañantes adultos, quedando solos en la frontera.
Además, especialistas como Bridget Wooding, del Instituto de Estudios Migratorios de Santo Domingo, han señalado que la política migratoria tiene un componente racial. En República Dominicana, una reforma constitucional impide que los hijos de migrantes indocumentados obtengan la ciudadanía por nacimiento. “Por perfil racial, pueden ser detenidos y expulsados del país donde nacieron”, explicó Wooding.
Aunque los haitianos son una fuerza laboral clave en sectores como la construcción y la agricultura en República Dominicana, existe una resistencia generalizada a su presencia. La tensión ha crecido por la falta de apoyo internacional para abordar la crisis. “Cualquier cosa que ocurra en Haití tiene consecuencias directas en República Dominicana”, señaló Eduardo Gamarra, académico de la Universidad Internacional de Florida.