La comunidad científica ha alertado sobre el impacto negativo de los satélites Starlink, de la compañía SpaceX de Elon Musk, en la observación del espacio. Estos satélites, diseñados para ofrecer internet de alta velocidad desde la órbita terrestre baja, están interfiriendo con los estudios astronómicos debido a la radiación y la luz que emiten.
Investigadores del Instituto Holandés de Radioastronomía (ASTRON) indicaron que la nueva generación de satélites Starlink emite hasta 30 veces más ondas de radio que sus predecesores, lo que afecta gravemente el funcionamiento de los radiotelescopios utilizados para estudiar el universo. Además, los satélites son considerablemente más brillantes, hasta 10 millones de veces más que los de generaciones anteriores, lo que incrementa la contaminación lumínica en el espacio.
"Con más de 6000 Starlinks en órbita y planes para decenas de miles más, podría llegar el momento en que sea imposible para un telescopio encontrar una zona del cielo sin un Starlink", advirtieron los científicos.
MÁS EMPRESAS PLANEAN LANZAMIENTOS
El problema no se limita a la compañía de Musk. Otras empresas, como OneWeb de Amazon, también planean lanzar miles de satélites en los próximos años, lo que podría hacer aún más difícil la observación astronómica. Se estima que para finales de la década habrá más de 100 000 satélites en órbita.
Ante esta situación, los astrónomos insisten en la necesidad de establecer regulaciones estrictas para la operación de estos satélites. Sin estas medidas, la capacidad para realizar investigaciones astronómicas desde la Tierra podría verse seriamente comprometida.
La Unión Astronómica Internacional (IAU) ya había advertido en 2019 sobre los riesgos que implican los múltiples lanzamientos de satélites sin control, subrayando la importancia de mantener un cielo oscuro y libre de transmisiones para preservar tanto la investigación científica como la vida silvestre nocturna.