El primer debate presidencial entre Kamala Harris y Donald Trump dejó claro quién se impuso en la contienda. En una noche llena de tensión, la candidata demócrata logró acorralar a Trump en varias ocasiones, obligándolo a defenderse sobre temas clave como sus acciones durante el asalto al Capitolio el 6 de enero y las críticas de sus exfuncionarios.
Durante los 90 minutos de enfrentamiento, Harris asestó golpes certeros que dejaron a Trump en una posición incómoda. La vicepresidenta lo presionó para justificar la multitudinaria asistencia a sus mítines, su conducta durante el asalto al Capitolio y los comentarios de los exfuncionarios de su gobierno que ahora critican abiertamente su campaña. Mientras Harris se mantenía enfocada y articulada en sus respuestas, Trump se mostró más agresivo y a menudo a la defensiva, lo que dejó entrever sus puntos débiles.
Según un análisis de Anthony Zurcher, corresponsal de la BBC en Norteamérica, el debate se inclinó a favor de Harris, quien logró centrar la discusión en los temas en los que es más fuerte y esquivar aquellos que podrían ponerla en desventaja. El desempeño de Harris, combinado con la postura errática de Trump, dejó una clara impresión entre los espectadores.
ENCUESTA DE CNN DA COMO GANADORA A KAMALA HARRIS
Tras el debate, una encuesta rápida realizada por CNN entre 605 estadounidenses registrados para votar mostró que Harris fue percibida como la ganadora por un 63% de los encuestados, mientras que solo un 37% consideró que Trump tuvo un mejor desempeño. Esta percepción marca un cambio con respecto a debates anteriores, donde Trump había dominado en la opinión pública.
La encuesta también reveló que el 96% de los partidarios de Harris que vieron el debate consideraron que ella hizo un mejor trabajo, mientras que entre los seguidores de Trump, un 69% lo vio como el vencedor. A pesar de estas divisiones partidarias, Harris consiguió mejorar su imagen entre los votantes, con un 45% de opiniones favorables después del debate, frente al 39% previo al evento.
El debate no solo fue una confrontación de ideas y posturas políticas, sino también un escenario donde la forma de presentarse y responder resultó clave. Harris aprovechó cada oportunidad para reforzar su imagen y conectar con los votantes, mientras que Trump enfrentó más dificultades para mantener el control de la narrativa. La noche dejó claro que, en esta ocasión, Harris supo imponerse con mayor claridad y determinación.
