Los osos polares, una especie icónica del Ártico, se encuentran cada vez más amenazados por las consecuencias del cambio climático. Con la pérdida acelerada de su hábitat natural debido al derretimiento del hielo marino, estos animales se ven obligados a realizar largas travesías en busca de alimentos, lo que ha llevado a una preocupante pérdida de peso entre la población.
Un estudio reciente publicado en la revista Nature Communications reveló que un grupo de estos mamíferos peludos en la Bahía de Hudson, en Canadá, perdió un promedio de 21 kilogramos durante un período de tres semanas entre los veranos de 2019 y 2022. Esta pérdida de peso equivale a alrededor de 1 kilogramo por día, lo que subraya la lucha diaria de estos animales por encontrar suficiente alimento para sobrevivir.
El derretimiento del hielo marino, intensificado por el calentamiento global, ha obligado a los osos polares a pasar más tiempo en tierra firme, donde la comida disponible no es suficiente para mantener sus necesidades energéticas, especialmente para los jóvenes y los cachorros. Estos osos, que no pueden acumular grasa de la misma manera que los adultos, corren un mayor riesgo de desnutrición y problemas de salud relacionados.
Para compensar la falta de alimentos, las criaturas de pelaje blanco han mostrado diversas estrategias, desde descansar para conservar energía hasta buscar alimentos terrestres como bayas, hierbas y cadáveres de animales. Sin embargo, estas medidas no son suficientes para mantener un equilibrio energético adecuado, lo que podría tener consecuencias devastadoras para la población en el futuro.
La investigación advierte que el tiempo que los osos polares pasan fuera del agua ha aumentado significativamente en los últimos años, lo que podría resultar en una disminución en la tasa de reproducción. Las hembras con déficit calórico pueden dejar de ovular, lo que afectaría aún más la viabilidad de la especie en un futuro cercano.