Jair Bolsonaro, presidente de Brasil, manifestó este jueves, su rechazo a la celebración del carnaval en febrero, el cual ya se había cancelado a inicios de este año por motivo de la pandemia del coronavirus; sin embargo, aclaró que la decisión recae en gobernadores de los estados y los alcaldes de las respectivas ciudades.
En una entrevista con Radio Sociedade, del estado Bahía (noreste), Bolsonaro dijo: "Por mí, no habría carnaval, solo hay un detalle, quien decide no soy yo. Según el Supremo Tribunal Federal (STF), quien decide son los gobernadores y alcaldes".
Los festejos son del 25 de febrero al 1 de marzo en ciudades como Río de Janeiro, donde se celebra el carnaval más famoso del mundo, o en São Paulo. Por ello, las autoridades de dichas ciudades han condicionado su realización a la situación epidemiológica, que mejoró en los últimos meses debido al avance de la vacunación.
Pero, en esta última semana varias decenas de municipios en zonas rurales del estado de São Paulo anunciaron que suspenderían el carnaval por razones sanitarias, otras ciudades alegaron problemas de presupuesto.
Jair Bolsonaro manifestó: "En febrero del año pasado, cuando aún estaba comenzando la pandemia, poco se sabía, prácticamente no teníamos muertes en Brasil. Yo declaré la emergencia y los gobernadores y prefectos la ignoraron, hicieron el carnaval".
Seguidamente el gobernante añadió: "Las consecuencias llegaron, tuvimos 600 000 muertos y algunos intentan cargarme a mí esa responsabilidad".
RECHAZA MEDIDAS RESTRICTIVAS
Bolsonaro se opone al carnaval, sin embargo, él siempre rechazó las medidas para restringir la circulación de personas durante la pandemia.
El 17 de marzo del 2020, dos semanas después de festejado el carnaval, se anunció la primera muerte vinculada a la COVID-19 en Brasil.
Luego, un mes después, la Suprema Corte -máximo tribunal- decidió que la implementación de restricciones era responsabilidad de gobernadores o alcaldes. Al respecto agregó que eso no significaba que el gobierno no tomara sus propias acciones para combatir la pandemia.
A finales de octubre, una comisión de investigación en el Senado recomendó inculpar a Jair Bolsonaro por 10 delitos, entre ellos "crímenes contra la humanidad", por haber expuesto "deliberadamente a la población a una contaminación en masa" con su discurso anticonfinamiento y su reticencia a comprar vacunas.