La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha comprobado la eficacia de las vacunas aprobadas en muchos países, ya que presentan efectividad ante la prevención de cuadros de COVID-19 con síntomas.
Datos de Israel, donde la inoculación está más avanzada, sugieren resultados mejores que los esperados, como una caída dramática en los casos, hospitalizaciones y muertes.
En abril del 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó un documento que evidenció las directrices para aprobar una vacuna contra el nuevo coronavirus.
Son muchos criterios técnicos y especificaciones, pero la regla que destacó y permitió a los laboratorios realizar ensayos clínicos fue que: la vacuna contra el coronavirus debía tener una tasa mínima de efectividad del 50% frente a una de estas tres circunstancias: la infección en sí, la enfermedad sintomática o las formas graves de la enfermedad.