Este lunes, una gran tormenta de arena, la mayor de los últimos diez años, sumió en el caos la ciudad china de Pekín, se suspendieron los vuelos nacionales e internacionales, así como diversas actividades, mientras se restringió el tránsito vehicular hasta la tarde.
Las tormentas de arena son frecuentes en primavera en el norte de China, pero los pekineses no habían visto un cielo tan cargado en años. El Ayuntamiento de Pekín, una ciudad con más de 20 millones de habitantes, aconsejó a las personas con problemas respiratorios que no salgan de casa.
Con todo, la mayoría de los habitantes acudieron a trabajar este lunes, con la cabeza bien tapada y algunos, incluso, con gafas protectoras o redecillas. "Tengo la sensación de que cada respiración me acarreará problemas pulmonares", declaró una habitante, Zhang Yunya, a la AFP.
La calidad del aire era "peligrosa", según el portal aqicn.org. Esta mañana, el nivel de partículas PM10 era casi 20 veces superior al recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). El de las partículas PM2,5 -aún más nocivas- rebasó 560, un nivel pocas veces alcanzado en Pekín en los últimos años.
