En España, la Audiencia Nacional condenó a 389 años de prisión al miembro de la banda terrorista ETA, Iurgi Garitagoitia, por colocar en enero de 2009, un artefacto explosivo en un repetidor de telefonía, en Madrid, y dos bombas trampa en las cercanías, para alcanzar a los policías que acudiesen tras la primera explosión.
En la sentencia, se le considera autor de 25 delitos de asesinato terrorista en grado de tentativa. y de los delitos de daños terroristas y tenencia de explosivos. El 2011, ETA abandonó las armas tras 43 años de atentados que dejaron 829 víctimas mortales y cientos de heridos.
Garitagoiti fue juzgado la semana pasada en la Audiencia Nacional, que en la víspera dio su fallo, tras ser entregado temporalmente por Francia, donde cumple condena por asociación de malhechores por su pertenencia a la organización terrorista Euskadi Ta Askatasuna (ETA).
El sentenciado admitió en el juicio que confeccionó unos artefactos que le encargó la banda terrorista, pero aseguró que se los dio a otro miembro de su comando y que desconocía que iban a ser usados como bombas trampa.
