Alrededor de 3000 empleados directos y 20 mil indirectos se habrían quedado en la calle, tras el cierre de la fábrica de Nissan, ubicada en Barcelona. El hecho generó una violenta protesta.
Si bien los manifestantes estaba utilizando mascarillas, en ocasiones no respetaban la distancia recomendada para frenar un posible contagio de la COVID-19.
Por su parte, la fabricante de autos japonesa afirmó que esta medida fue difícil de tomar y que es irreversible, luego de registrar más de 6 millones de dólares en pérdidas.