A finales de marzo surgió un fenómeno extraordinario que dejó a la comunidad científica totalmente descolocada. Se detectaba un agujero de enormes dimensiones en la capa de ozono en el Polo Norte. Tras mucho tiempo de mantener en vilo a los científicos, el agujero de ozono del Ártico, inédito por su tamaño y duración, se ha cerrado en tiempos de la cuarentena por el coronavirus COVID-19. Según el equipo del Servicio de Vigilancia de la Atmósfera de la red europea Copernicus no volverá esta temporada, a pesar de que está previsto que el vórtice polar vuelva a reforzarse en los próximos días.
"El agujero de la capa de ozono del hemisferio norte en el año 2020 es definitivamente un evento que bate récords" comenta la científico de Copernicus Antje Inness.
Cabe señalar que el cierre de este agujero en la capa de ozono sin precedentes no tiene nada que ver con la reducción de contaminación que ha permitido el confinamiento en gran parte del mundo para frenar la pandemia de COVID-19.
Ha sido posible gracias a la disolución del vórtice polar, que se ha dividido en dos y a la "ola de calor" que ha vivido el Ártico esta semana, con temperaturas hasta 20º C superiores a las normales para esta época del año.