Estados Unidos expulsó a unos 10.000 inmigrantes desde el comienzo de la crisis sanitaria por la pandemia del COVID-19, la medida se ampara en las normas de emergencia adoptadas recientemente para evitar la propagación del coronavirus.
Según funcionarios del Gobierno de Donald Trump, las deportaciones se realizan desde el 21 de marzo, aplicando las medidas de emergencia de salud pública, lo que permitió dejar de lado procedimientos habituales de las leyes migratorias.
"No se trata de inmigración", sino de salud pública y de "presentar estrategias agresivas de mitigación y contención", afirmó el comisionado interino de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés), Mark Morgan.
Según el funcionario, las expulsiones rápidas de inmigrantes de las últimas semanas han hecho retroceder en un 56% los cruces hacia territorio estadounidense desde México, lo que sitúa la inmigración irregular en su punto más bajo en décadas.
