Ante el temor que despierta la pandemia del coronavirus en las personas, el sacerdote Scott Holmer, de la iglesia de St Edward, en Bowie, Maryland, Estados Unidos, decidió ofrecer a los fieles el sacramento de la confesión sin que estos bajen de sus autos.
La enorme fila de vehículos los domingos en el estacionamiento de la parroquia llamó la atención de una vecina. Les hizo fotos, las colgó en la red y en cuestión de horas la iniciativa del párroco, para confesar a los fieles en tiempos del coronavirus, se hizo viral.
“Vamos a estar aquí el tiempo que la gente nos necesite”, explicó el padre Scott al final de su jornada de confesión al aire libre. “La emoción que la gente más expresa es la gratitud. Poder venir y ver a un sacerdote les da sensación de estabilidad en un momento en que todo es inestable”, acotó.
En la mayoría de los casos, el religioso, de 40 años, usa un antifaz para escuchar a los penitentes que quieren mantener el anonimato. Pero a veces pone la silla de espaldas al coche y preguntar con los ojos cerrados. Las conversaciones a menudo superan los diez minutos por auto.