Alrededor del mundo, diversos accidentes y tragedias marcaron este 2019. En Francia, durante el mes de abril, el fuego consumió las llamas de la icónica Catedral de Notre Dame, frente a la vista de cientos de transeúntes y filigreses. El gobierno prometió terminar su reconstrucción para el 2024, en tanto las donaciones superaron los mil millones de dólares.
Ese mismo mes, en Moscú, 41 personas fallecieron al aterrizar por emergencia un avión comercial. A bordo viajaban 78 personas. En enero, en México, 130 personas murieron tras la explosión de una toma clandestina en un ducto de la empresa petrolera Pemex. La causa de esta práctica fue el desabastecimiento de combustible.
También en enero, un inmenso mar de lodo barrió con todo a su paso en el estado de Minas Gerais, Brasil. Esta tragedia se produjo por el colapso de una represa que mató a más de 100 personas.
Mientras en Egipto, durante el mes de febrero, una fuerte explosión causó la muerte de 25 personas. El tanque de combustible de un tren explotó inesperadamente en una estación del Cairo. Otra explosión se registró en China, en una planta química, su onda expansiva alcanzó varios metros. Medio centenar de personas murieron.
En octubre, un puente de 140 metros de largo se derrumbó en Taiwán y mató a seis personas. Diciembre también acarreó otra tragedia más, esta vez en Chile, donde un avión militar con 38 personas a bordo fallecieron al accidentarse rumbo a una misión en la Antártida.
