Han transcurrido ocho meses desde el incendio que destruyó parte de la emblemática catedral de Notre Dame. Ahora, la fragilidad de su estructura se enfrentará a uno de los mayores desafíos de la reconstrucción: el desmantelamiento del andamiaje.
A partir de febrero, comenzará esta delicada operación que consiste en desmontar uno a uno los 10 mil tubos deformados, alrededor del edificio, soldados por el fuego y recubiertos además por el plomo que se fundió de forma masiva.
Instalado antes del siniestro, el andamiaje, fragilizado y deformado por las llamas, amenaza a la bóveda y el equilibrio de la catedral, que este año no pudo acoger la misa de Navidad por primera vez en 216 años, desde la Revolución Francesa.
Cabe señalar que tras finalizarse un segundo andamiaje más alto y ligero, un equipo de expertos denominados "ardillas" desmontarán las piezas y una grúa gigante de 75 metros las bajará al suelo. La operación durará varios meses.
