En Japón, un recluso chino sentenciado a muerte fue ejecutado esta mañana en la horca, informó el ministro de Justicia, en lo que constituyó la tercera ejecución en lo que va de 2019.
Wei Wei, de 40 años, fue ahorcado por el asesinato "extremadamente cruel", en 2003, con fines de robo, de una pareja y sus dos hijos, en la ciudad de Fukuoka, suroeste del país.
Según su declaración, actuó con dos cómplices chinos que huyeron pero luego fueron arrestados en China. En el proceso Wei Wei admitió los hechos, pero negó ser el autor intelectual.
Un total de 110 reclusos se encuentran en el corredor de la muerte en prisiones japonesas, algunos de ellos desde hace décadas. Ésta fue la tercera ejecución del año, cifra reducida respecto a 2018, cuando se aplicaron 15 condenas capitales.
Amnistía Internacional reclamó "una moratoria de las ejecuciones y la apertura de un debate que incluya a toda la sociedad con vistas a la abolición de la pena capital".