En Texas, Estados Unidos, la historia de un niño de siete años, hijo de unos padres divorciados divide las opiniones. Su madre, Anne Georgulas, la llama Luna y le pinta las uñas; cuando está con ella, va a la escuela con vestidos. La mamá asegura que su hijo desde muy pequeña se sintió mujer.
Para su padre, Jeffrey Younger, nunca ha dejado de ser James, el nombre que le pusieron al nacer, ni de ser un chico y como tal lo viste cuando está con él, y denuncia que la madre es quien le ha metido esa idea absurda de ser mujer, por lo que decidió recurrir a la justicia para terminar con la controversia, informa La Vanguardia.
El hombre también acusa a su exmujer de querer someter a su hijo, a una “castración química” y otros tratamientos médicos “irreversibles”, que no se ajusta con lo que algunos expertos aconsejan a esas edades, siete años, según denunció.
Hoy juez del tribunal familiar que lleva el caso, Kim Cooks, ordenó a los padres seguir compartiendo la custodia del infante, y cualquier decisión sobre los tratamientos psicológicos o médicos deberá ser adoptada de común acuerdo.
Asimismo, el magistrado desestimó la petición de la madre de impedir legalmente que se siga llamando James al menor, y que su nuevo nombre sea Luna como ella lo llama, según The New York Times.
