En Brasil, una mujer embarazada de seis meses murió a causa de un derrame cerebral momentos antes de ingresar a la iglesia donde iba a casarse. La trágica noticia tuvo un lado esperanzador: su bebé pudo nacer con 29 semanas de gestación.
Jessica Guedes, una enfermera de 30 años, comenzó a manifestar un fuerte malestar cuando se encontraba dentro de la limusina que la trasladaba a la iglesia para contraer matrimonio. Allí comenzó a sentirse mareada y con dolor en el cuello, pero continuó su viaje. Momentos después, cuando iba camino a la entrada de la iglesia, se desvaneció.
''Al llegar (a la iglesia) saludé a todos y esperé a mi novia. Cuando llegó el auto vi que no bajaba y me acerqué al vehículo. Una prima suya me dijo que Jessica no se sentía bien. Abrí la puerta y vi que estaba acostada a lo largo del asiento. Había sufrido un desmayo'', contó el novio.
Al conversar con su novia, esta le dijo que tenía un fuerte dolor en la nuca, por lo que llamaron a emergencias y le enviaron una ambulancia en donde fue trasladada a un hospital.
"No pudieron atenderla porque no tenían los elementos. Fueron a otro nosocomio, pero Jessica ya había muerto", manifestó el novio.
En el informe médico se detalló que Jessica Guedes tuvo un accidente cerebrovascular, debido a la preeclampsia y al sangrado interno, lo que significó que los cirujanos se vieron obligados a extirpar el útero.
Por lo grave de la situación, los doctores le realizaron una cesárea de emergencia para salvar la vida del bebé de 29 semanas, mientras la madre había sido declarada con muerte cerebral, y falleció después de la operación.