Un intrépido gato, de nombre Félix, entró de improviso en una lavadora justo en el momento en la que su dueña comenzaba con la limpieza de la ropa. Luego de que el artefacto terminó su tarea, la dueña de la mascota fue a sacar la ropa, 35 minutos después, para colgarla y se encontró con la terrible sorpresa.
El gato estaba en malas condiciones, y según la mujer ''rompió los récords de velocidad'' para llegar hasta una clínica veterinaria. En el camino había llamado para avisar lo que le había sucedido a Félix, señalando que ''no podía levantarse por su propia cuenta y parecía tener problemas respiratorios'', por lo que lo atendieron muy rápido.
Félix también había perdido la visión, tenía líquido en los pulmones y sufrió numerosos traumas debido a los constantes golpes. Hasta el momento, continúa hospitalizado en estado grave, pero su familia espera que se recupere totalmente.
