Se trata de una iniciativa de conservación que cambia casi dos siglos de desaparición de la iguana terrestre en la isla Santiago del archipiélago de Galápagos en Ecuador.
Un esqueleto hallado en 1910, es el único rastro que quedaba y permitía presumir que esta especie existió en la isla, es decir, 75 años después de que el científico y naturalista inglés Charles Darwin las reportara vivas en 1835, durante la visita que hizo al noreste de la isla Santiago.
Estas iguanas terrestres son endémicas de las Islas Galápagos, pero se ''extinguieron'' por cuenta de animales exóticos e invasores como cabras, asnos y cerdos ferales. Pero a comienzos de este año, un proyecto de restauración logró introducir 436 iguanas terrestres en la isla de Santiago para mantener el equilibrio ecosistémico en el archipiélago.
¿CUÁL ES EL VALOR ECOLÓGICO DE LAS IGUANAS?
El científico y naturalista inglés Charles Darwin y otros visitantes que las vieron, afirman que estos animales eran más numerosos en Santiago que en otras islas del archipiélago. ''No había un número, pero los documentos de Darwin indican que era difícil encontrar un sitio donde poner una carpa para acampar debido a la alta densidad de nidos de iguanas terrestres'', afirma Luis Ortiz-Catedral, profesor investigador de la Universidad Massey y asesor de la DPNG en este programa científico.
Ortiz-Catedral reseña que investigadores de la Academia de Ciencias de California (Estados Unidos), llegaron en 1910 a la isla Santiago ''y no encontraron nada, ni una sola iguana. Lo único que descubrieron fue el esqueleto de un ejemplar de esta especie en un túnel de lava. También existe un espécimen que se supone fue colectado por Darwin en Santiago, pero él era terrible para tomar notas y parece que la localidad donde la colectó no está bien definida''.
Jorge Carrión, director del Parque Nacional Galápagos, señala que tanto tortugas como iguanas son conocidas como las ingenieras de los ecosistemas, pues los diseñan a través de la dispersión de semillas. ''Por un lado, si no existen las tortugas o las iguanas, las poblaciones de cactus y de opuntias se disparan porque no hay un depredador, así que empiezan a cubrir totalmente terrenos que son utilizados por otras plantas o animales para realizar sus funciones vitales. Finalmente, el ecosistema se desequilibra'', explicó.
Paradójicamente, mientras se necesitaba reintroducir iguanas en Santiago, se necesitaba reducir su presencia en la isla Seymour Norte para garantizar la integridad ecológica de ese lugar ya que estaban generando impactos sobre los cactus y la vegetación en general.
AVANZANDO CON ÉXITO
A principios de año, se desarrolló el primer monitoreo para determinar si las iguanas se estaban comportando de manera similar a como lo hacían en Seymour Norte. La idea era introducirlas en sitios con la mayor similitud a la zona de origen para no aumentarles el estrés a la hora de establecerse. Puerto Nuevo y Bucanero cumplían con ese perfil.
Otra variable que se medirá a mediano plazo son los cambios en la vegetación, directamente relacionada con el rol ecológico de las iguanas y su densidad poblacional. ''También tenemos información bastante detallada en la isla Fernandina, donde tomamos fotografías con drones para entender el arreglo físico de la vegetación y de los espacios abiertos en una población natural de iguanas sin perturbación humana. Además, entre junio y julio de este año comenzaremos con las medidas de diversidad de las comunidades de animales en Santiago y haremos la fotografía aérea para tener esa comparación”, detalla el biólogo de la conservación Ortiz-Catedral.
¿QUE SUCEDERÁ EN UN FUTURO?
Para seleccionar las 2136 iguanas a liberarse en Santiago, Victor Carrión señala que preponderaron tener al menos cuatro hembras con cada macho ''porque más o menos esa es la relación natural en un ecosistema como Seymour''. Además, dice que trataron de capturar la mayor cantidad de hembras ''para que la reproducción en la isla Santiago sea bastante rápida''. Por eso, la mayoría de iguanas son adultos y no juveniles: ''queríamos que apenas fueran introducidas empezaran a reproducirse'', indica.
Hasta el momento los hallazgos muestran una tendencia de éxito visible. Aunque todavía no encuentran nidos, durante el monitoreo inicial constataron que las iguanas se estaban dispersando de los sitios de liberación en la costa y habían avanzado unos dos kilómetros hacia el interior de la isla.
No obstante, Carrión menciona que uno de los temores de los investigadores era que las iguanas se distribuyeran tan rápido que fuera difícil que los machos y las hembras se encontraran. ''Por suerte no se movieron a distancias tan largas como sospechábamos, por lo tanto, se pueden encontrar fácilmente para la reproducción'', concluye.