El pasado mes de abril, Kim Jong-un y Moon Jae-in, los líderes de Corea del Norte y Corea del Sur, respectivamente, hicieron historia en todo el planeta al estrecharse por primera vez las manos, un acercamiento sin precedentes entre dos pueblos que técnicamente están en guerra desde 1950.
Y no hay nadie que pueda entenderlo mejor que los propios ciudadanos, que ahora están acudiendo en masa a las afueras de Seúl solo para recrear este momento ellos mismos. No hay límite de edad: todos en Corea del Sur parecen entender perfectamente el valor de este gesto en el camino a la paz.
“Me pregunto qué deben haber sentido (los líderes) cuando se dieron la mano. Creo que mi curiosidad ya ha sido satisfecha”, dice Kim Sang-Jin, de apenas 8 años de edad, en este particular escenario que emula la Zona Desmilitarizada de Corea.
Se trata de un estudio de filmación construido en el 2000 para una película y que desde entonces se usó para telenovelas (dramas) locales, pero de seguro nunca estuvo tan repleto como hoy. “Sería maravilloso vivir como una sola Corea en lugar de estar separados”, dice Lee Young-Hee (91).
La acción que Kim Jong Un y Moon Jae-in realizaron en la verdadera zona desmilitarizada (la frontera entre ambos países) hace unas semanas, paralizó Surcorea. Las encuestas mostraron además una súbita mirada más positiva hacia el máximo líder de Corea del Norte.
En el encuentro, ambos se comprometieron a desnuclearizar la península y poner término oficialmente a la guerra en este año. Sin duda hay esperanza.
