La reforma de la Ley de Migraciones presentada por el Gobierno chileno para lograr "una migración segura, ordenada y regular", ha recibido fuertes críticas de organizaciones de la sociedad civil, que la tacha de "discriminatoria, selectiva y racista".
Para muchos especialistas chilenos, el país ha involucionado y copiado modelos restrictivos de naciones que han puesto cortafuegos para controlar la migración, lo que genera ciudadanos de primera y segunda categoría.
Con esta medida, el Gobierno de Sebastián Piñera busca regularizar a 300.000 extranjeros, además de exigir una visa especial de turismo a haitianos y un permiso a migrantes venezolanos, que deben ser solicitados en los consulados respectivos.
Actualmente residen en Chile más de 1,1 millón de extranjeros, de los cuales alrededor de un tercio se encuentra en situación ilegal. Lo que muchos critican es que se exija un visado especial solo a inmigrantes de dos nacionalidades.
Algunos afirman que el nuevo reglamento, buscaría frenar la llegada de haitianos a Chile, que ha aumentado considerablemente, se calcula que hay unos 112.000. En cuanto a los venezolanos, se estima que hay más de 134.000, oficialmente, pero pueden ser más.
