Ante más de 20 mil fieles, el Papa Francisco presidió el Vía Crucis del Viernes Santo en el Coliseo de Roma y en un corto mensaje al finalizar la ceremonia denunció la vergüenza por las guerras provocadas por el hombre y sus consecuencias. Durante casi hora y media, el Santo Padre estuvo serio y siguió el acto desde un palco al pie del monte Palatino, ubicado frente al anfiteatro Flavio.
Al término de la ceremonia, se dirigió a la multitud y denunció la "vergüenza porque nuestras generaciones están dejando a los jóvenes un mundo fracturado por divisiones y guerras; un mundo devorado por el egoísmo donde los jóvenes, los más pequeños, los enfermos y los ancianos son marginados".
El Papa Francisco también lanzó un mensaje a algunos ministros de la Iglesia a los que reprochó el haberse "dejado engañar por la ambición y la vanagloria perdiendo su dignidad y su primer amor". "Frente a tu supremo amor, que nos invada la vergüenza por haberte dejado solo a sufrir por nuestros pecados", finalizó.