La explosión tuvo lugar frente a la corte de apelaciones de Atenas, después de que algunos medios de comunicación hubiesen recibido llamadas de advertencia. El estallido rompió las ventanas del edificio que quedó cerrado.
Según la policía el dispositivo era una "poderosa bomba de relojería", un tipo de explosivo usado a menudo por grupos de extrema izquierda griegos. El ataque no dejó, hasta el momento heridos ni fallecidos.
Las llamadas de alerta de los autores dieron a la policía un margen de 40 minutos para despejar el área, cercana a la sede de la policía en Atenas. Por el momento nadie habría reivindicado el ataque.
"Este acto criminal es atroz y reprochable", dijo el ministro de Justicia, Stavros Kontonis, en un comunicado.