Frente a cardenales, obispos y altos jerarcas católicos, el Papa Francisco dio inicio a su discurso navideño. El Sumo Pontífice expresó su deseo de que las fiestas navideñas “nos hagan abrir los ojos y abandonar lo que es superfluo, falso, malicioso y engañoso para ver lo esencial, verdadero y bueno”.
Por ello, lanzó un fuerte mensaje contra “los traidores de la confianza o los que se aprovechan de la maternidad de la iglesia”. El Santo Padre hacía referencia a las personas que habían sido seleccionadas para la reforma de la iglesia, pero que; sin embargo, sucumbían a la corrupción.
También recordó la misión de la Iglesia de construir puentes de paz y de diálogo entre naciones y pidió “colaborar con las todas las personas y naciones de buena voluntad” para proteger la casa de la Iglesia para protegerla de ‘cualquier egoísmo destructivo”, indicó.