Pese a los pedidos de clemencia de sus familiares, un tribunal saudí confirmó la pena capital para Munir Adam, un activista ciego y sordo. El muchacho tiene ahora que presentar, como última alternativa, una apelación antes de que el Rey firme la sentencia de la ejecución.
Detenido durante una manifestación en el año 2012, ha sido acusado de actos violentos y de enviar mensajes pidiendo el derrocamiento de la monarquía. Su defensa asegura que la única evidencia que sustenta su condena está basada en una confesión forzosa.
La Organización de Derechos Humanos Retrieve informó que se pusieron en contacto con el presidente Donald Trump para que, durante su reciente visita al país, mediase en favor de las decenas de activistas condenados a pena de muerte.
Su portavoz, Maya Foa, considera que el mandatario estadounidense ha hecho oídos sordos a sus solicitudes, alentando así al reino a proseguir su represión contra los activistas que piden desde hace años elecciones libres.