No constituye delito cuando se roba por hambre. Por este motivo, el Tribunal Supremo italiano anuló el fallo de un juez de la ciudad de Génova, que condenaba por robo a un joven ucraniano sin trabajo, indigente y sin hogar.
En el 2011, Roman Ostriakov, que ahora tiene 36 años, fue sorprendido en un supermercado de Génova cuando robaba un trozo de queso y un paquete de salchichas por un valor total de 4,07 euros.
Roman solo había pagado un paquete de pan, escondiendo los otros productos. Pero fue retenido antes de salir del supermercado, al ser denunciado por un cliente, que advirtió a los vigilantes. Roman Ostriakov, había cometido anteriormente robos análogos.
Un tribunal de Génova lo condenó a seis meses de cárcel, con la obligación de pagar una multa de 100 euros. Tras la apelación, el caso llegó al Tribunal Supremo que sentenció: “El hecho no constituye delito”, es decir, no se trató de un robo, sino de hambre.
Los jueces señalan que no se puede castigar a quien empujado por la necesidad roba comida: “La condición del imputado y las circunstancias en que se produjo la incautación del queso y las salchichas demuestran que él se hizo con ese poco alimento para hacer frente a la imprescindible exigencia de alimentarse”, escriben los jueces en la sentencia.
