El sujeto fue declarado culpable de haber golpeado violentamente con un tubo metálico en 1998, cuando tenía 20 años, a David Cárdenas, de 12 años, y de haberle cortado la garganta.
Durante la confesión grabada y filmada por la Policía, el asesino dijo que había actuado por orden del demonio y reconoció que intentó en vano decapitar al menor.
Los abogados del condenado iniciaron acciones para tratar de anular su ejecución, señalando que el prisionero sufría una deficiencia mental, pero esos recursos fueron rechazados por los jueces.
Se trata de la sexta ejecución en Texas en lo que va del año. Una vez más, grupos de derechos humanos criticaron la drástica sentencia y pidieron anular el fallo. Texas es el estado que más condenados ejecuta.