En Estados Unidos, un hombre que gritaba incoherencias y actuaba extraño en un edificio de departamentos, fue intervenido por las autoridades tras el llamado de los inquilinos.
Luego de quitarse la ropa y hacerse daño (golpeó su cabeza contra la pared en varias oportunidades), el sujeto fue sometió a la autoridad de los agentes que lo esposaron.
Tras reducir al sospechoso, luego de varios minutos de forcejeo, uno de los policías procedió a revisarlo minuciosamente en busca de armas de fuego o punzocortantes.
Sin embargo, lo que encontró el policía no fue una pistola, sino el miembro viril del detenido, mismo que presionó, sacudió y tomó firmemente entre sus dedos hasta convencerse que no era lo que buscaba.