Empezó como una simple herida y terminó descubriendo algo impensado. Rachel Franklin, madre de un niño de siete años de edad, contó la extraña situación por la que pasó su hijo, quien sufrió una infección en la rodilla producto de una pequeña herida.
El menor había sido tratado por un médico previamente y se le recetó una serie de antibióticos. Además, le dieron la indicación clara de que no se toque ni rasque en la zona afectada. Los días pasaron y la inflamación creció, generando bastante pus y un inusual color negro.
Fue así que la propia madre del niño decidió reventar el grano que se había formado y cuando lo hizo se horrorizó completamente por lo que encontró. "Me di cuenta que no era una piedra. Tenía espirales extraños”, dijo la mujer. Después de unos segundos, Rachel vio claramente lo que era: un caracol.
El caracol había estado creciendo en el tejido por encima de la rodilla del niño. Aparentemente el interior de la piel de un humano se asemeja a las condiciones en las que un caracol vive normalmente.
Un biólogo analizó a la diminuta criatura y determinó que se trataba de una especie que puede sobrevivir en una amplia gama de temperaturas. "El tejido subcutáneo del cuerpo humano refleja las duras condiciones en que los caracoles de mar normalmente sobreviven”, manifestó el biólogo Dan Riskin.