Arqueólogos canadienses realizaron un histórico descubrimiento, al encontrar una pieza de metal y otra de madera, de lo que sería el barco de una expedición desaparecida en el año 1845.
Los restos yacían en la isla de un pueblo indígena que, según los estudiosos, fue el último escenario en donde fue vista la embarcación, hasta que terminó por destruirse con el pasar del tiempo.
Los investigadores consideran que este hallazgo abre un camino de esperanza, que permita obtener más pistas sobre las huellas de la expedición con más de 129 personas, perdida hace tantos años.