Cuatro ladrones robaron a un cura en una calle del barrio porteño de Liniers en Buenos Aires, pero cuando el sujeto les reveló que era un sacerdote, le pidieron "perdón" y le devolvieron los objetos que le sustrajeron.
"Uno de ellos me puso la mano en el bolsillo mientras me gritaba: Dame la plata y todo lo que tengas, porque te pego un tiro", narró el religioso.
Sin embargo, al conocer se trataba de un párroco, uno de los muchachos le dijo: "¿Usted es el cura? Perdónenos padre, discúlpenos". Inmediatamente el ladrón sacó la mano del bolsillo y junto a sus cómplices se subieron a las motos y se fueron, indicó el cura.
"Gracias a Dios, el Ángel de la Guarda me salvó", resumió la víctima, Adolfo Granillo Ocampo, quien se lamentó que se vive "una inseguridad muy grande" en su país y aseguró que los sacerdotes no están fuera de esa realidad.