Ya no será legal que Japón mate ballenas en la Antártida, luego que la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya determinara que Tokio lleva a cabo una actividad comercial que la hace pasar por científica.
"Japón debe revocar todos los permisos, autorizaciones y licencias concedidos en el marco del programa de investigación Jarpa II y abstenerse de conceder cualquier nuevo permiso en virtud de este programa", declaró el juez Peter Tomka, durante una audiencia en el Palacio de la Paz de la ciudad holandesa.
La resolución significa un duro golpe para Tokio, sobre todo porque afecta la credibilidad de los japoneses, puesto que ellos argumentaban que la cacería de ballenas eran para estudiarlas.
El tribunal de justicia, el mayor órgano judicial de la ONU, aceptó una demanda presentada en 2010 por Australia. Sidney acusó a los asiáticos de usar el programa Jarpa II para la caza indiscriminada de ballenas y con fines comerciales, algo que se terminó comprobando con el paso de los años.
La denuncia sostenía que desde 1988, Japón había cazado más de 10.000 ballenas bajo el respaldo de este programa.