La alerta fue emitida por la bióloga Sannie Brum, investigadora del Instituto Piagacu (Ipi), quien estudió los hábitos de 35 comunidades pesqueras en el río Purus, en el estado brasileño de Amazonas.
Según sus estudios, los habitantes de dicha región matan un total de 144 delfines rosados anualmente, número superior a cualquier límite seguro que garantice su supervivencia, para usarlos como cebo en la pesca de la piracatinga, un pez necrófago que se alimenta de la carne podrida de los peces con mucha grasa.
"Llegamos a ese cálculo luego de que nos informaran de que los pescadores extraen de la región cerca de 15 toneladas de piracatinga por año y que el 90 % del cebo que utilizan es carne de delfín rosado", dijo la bióloga.
Además, los datos analizados indicaron que en la parte baja del río Purus, un área de reserva, se tiene información que la captura de este pez obliga que solo en esa región se sacrifiquen 500 delfines por año.
Por ello, Brum asegura que de no adoptarse las medidas necesarias, el delfín rosado podría tener el mismo destino que el "baiji", el delfín chino de aguas dulces que fue declarado extinto en el año 2007.