En un encuentro con feligreses de la iglesia de San Cirilo, en las afueras de Roma, el Santo Padre confesó que, además de haber trabajado limpiando pisos, también laboró como «gorila» en un club nocturno.
El Papa Francisco relató a los fieles que cuando era joven había trabajado como portero de discoteca, confesión que sorprendió a todos, y que su posterior trabajo, enseñando literatura y psicología, le enseñó cómo atraer de vuelta a la gente a la Iglesia.
Según recoge la última edición del L'Osservatore Romano, el Sumo Pontífice señaló que todos debemos estar siempre preparados para dar una explicación a cualquier cosa que nos pregunten, sobre todo los motivos de nuestras esperanzas.
Asimismo, el prelado rememoró cómo descubrió su vocación para el sacerdocio tras confesarse con un cura desconocido, el Papa Francisco bromeó con que todo el mundo sabe que los mejores confesores son aquellos que el penitente no conoce o que están sordos.