El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, exigió al partido republicano a abandonar su "cruzada ideológica" y reabrir la administración Federal. Obama insistió en la necesidad de lanzar la reforma de sanidad aprobada por el Congreso en el 2010 porque significa "una esperanza para millones de estadounidenses".
En su primera comparecencia pública, tras el cierre del gobierno, el mandataro señaló que no negociará ninguna de las políticas comprendidas en el proyecto y acusó a los republicanos de intentar tomar como rehén a la ciudadanía con sus demandas ideológicas.
Asimismo, afirmó que cuanto más se alarguen las negociaciones entre ambos frentes, el apagón parcial de la administración generará mayores consecuencias al país, ya que según se estima, el coste del cierre es de 7.300 millones de euros semanales.
Como se recuerda, la medida generó que 800.000 funcionarios públicos han quedado sin empleo y sobre todo causó una gran pegada en el sector turístico. Cerca de 400 parques nacionales debieron ser cerrados, así como museos y grandes monumentos como la Estatua de la Libertad.