El Ejército de Bashar al Assad ha estado dispersando su arsenal químico en los últimos meses, de acuerdo con fuentes de inteligencia de Estados Unidos; el material podría estar distribuido en cincuenta lugares distintos, dificultando con ello la inspección de las Naciones Unidas en caso de un acuerdo internacional.
Los movimientos del arsenal comenzaron a detectarse el año pasado y han continuado con mayor intensidad tras las intenciones de Estados Unidos de atacar el país. Se calcula que Siria cuenta con unas mil toneladas métricas de agentes químicos y biológicos, el mayor volumen después de EEUU y Rusia.
La responsabilidad de las armas químicas sirias recae en la Unidad 450, una rama del Centro Sirio de Estudios e Investigaciones Científicas, que se ha venido ocupando de desarrollar la tecnología apropiada para generar agentes nerviosos y emplazarlos en proyectiles.